Friday, January 14, 2011

1. Mi madre me dijo que no sabe a veces quién soy. Que la escritura me hace cambiar mi manera de ser. Que aveces soy como otra, una muy diferente. No lo sé, no lo he notado o no me doy cuenta.
2. Por ahora escribo poco de la serie del marihuana, polvos y balas. El narcotráfico no me atrae. Cada que intento hacerlo, me siento mal, me dan mareos, una sed terrible, me baja la presión y me enojo de tal manera que sólo quiero estar sola.
3. Empecé un proyecto evasivo, se llama Rockabilly y Lasbios Rojos. Voy pausada, paso a paso como con Porno Film, con ese disfrute que tengo con las series De Lo que Las Chicas Hacen y Hule Chick.
4.Trabajo en un libro de cuentos, que reúna tres de esas series. Espero terminarlo para Marzo.
5. Sigo haciendo novela, una con la que me quiero quitar el sabor de boca que me dejó la novela de pedido, de la cual no sé aún cómo va... pero en fin...
6. Lo chido de esto, es que sigo trabajando. Aunque a veces me pregunto a dónde irá a parar todo lo que escribo.
7. No sé si algún día tenga dinero o fans, no sé si algún día tenga una computadora chida para escribir, no sé aún si algún día me vuelva una loca que no se reconozca al mirarse al espejo y se busque en cada una de esas vidas de sus personajes. No lo sé.
8. He vuelto a escribir cuando pienso.
9. Me he prometido escribir con la ortografía correspondiente al "correcto" castellano.
10. He vuelto a soñar despierta y dormida.
11.Ahora sé, que me debo a la escritura. (Ni modo, perdón a las fuerzas superiores, que consideran a la escritura como un acto primitivo, lléguenle jeje)

4 comments:

W Garcia said...

Carajo! Espero no abusar del espacio que ofreces niña, pero en verdad me tiemblan las manos por la necesidad de decir esto. Así que:

Veía el techo, o soñaba con los ojos abiertos, o recuerdo que mientras dormía sentí que mis ojos percibían una imagen sin haber despertado, o igual y esto es una mera ocurrencia para empezar un ejercicio mecanográfico más, porque debo escribir, aunque desconozca el tema o me falten las ganas suficientes, sólo por mover los dedos y mangonear las palabras, como a marionetas, que sólo ejercitando se gana habilidad –dicen-, y algo escrito hábilmente sea algo que no aborrezca desde la primera letra a la segunda vista, como siempre. Pero no quiero desviarme en consideraciones retorcidas y acabar con un desvarío de proporción posmoderna, rabiosamente vanguardista –¿por qué la rabia? Ni idea.

Desperté, mientras mi cuerpo aún dormía. La sensación me abrumaba y quise aspirar pero no pude, como si hubiese recobrado la conciencia dentro del agua justo después de sentir los pulmones llenos de líquido. Experimenté una atroz asfixia, sin embargo, veía el techo sobre mí y sabía de la cama y de las cobijas en las que estaba aunque no las viera, pues mi vista estaba fija, o mejor dicho mis ojos no se movían de acuerdo a mi deseo. En un momento me di cuenta de que no estaba siquiera seguro de tener abiertos los párpados.

Pero no por eso escapaba a mi escrutinio mi entorno, al grado de que los sonidos exteriores, los ruidos del viento golpeando las ventanas y de la calle y de las alimañas alrededor de la casa eran de una proximidad inusitada y apreciables simultáneamente.

En tal estado de impotencia, las innumerables percepciones, que mis nervios transformaban en peligros ignotos, se fueron condensando en la certeza absoluta de que en torno a mí se cernía una amenaza. En correspondencia me esforzaba, sentía la tensión mental por el esfuerzo de retomar mi cuerpo, en lugar de comprender las posibilidades del momento, pues en suma mi cuerpo permanecería dormido para siempre y mi conciencia presenciaría un espectáculo único. Entonces comprendí algo vago que podría poner en estas palabras:

darse cuenta no duele físicamente, pero sí ocasiona un malestar anímico.

Este sueño sólo físico, o esta sensación de haber despertado mientras seguía durmiendo –ahora estaba al tanto de seguir dormido- y mi cuerpo rechazando a mi espíritu –por decirlo de algún modo, aunque deteste el lugar común-, me convenció de intentar una fuga. Pero no una huída, nada que ver con salir corriendo, no. Si no podía forzar mi cuerpo, por otro lado no tenía la necesidad de forzarlo.

W Garcia said...

Entendí que había la posibilidad de que no sintiera el movimiento de la respiración porque, en efecto, no respirado en todo el tiempo que había transcurrido. De igual modo noté que los sonidos provenientes de todas direcciones no parecían terminar ni acabar, sólo mi atención sobre ellos variaba.

Las imágenes –sin que el verbo ver exprese realmente la cualidad perceptiva; incluso creo más propio utilizar el verbo evocar, si es creíble la posibilidad de evocar algo en el mismo presente en que está ocurriendo- las experiencias, pues, evocadas no ocurrían, sólo eran y carecían de duración.

Así que concluí que estaba fuera del tiempo y aunque hubiese una amenaza sobre mi existencia, esta tardaría en abatirse sobre mi cuerpo una eternidad o un segundo, que para mí eran lo mismo al caso. ¿De qué servía entonces permanecer en aquel cuarto inexpresivo, velando un cuerpo igualmente ajeno?

Lo cierto es que no sentía, en el rigor de la palabra. Sabía la sensación, pero no la experimentaba en el sentido físico de la palabra. Y en el instante preciso que entendí todo esto, me pude ver a mí mismo salir corriendo, huir, por calles incorpóreas o canales.

Lo primero que me ocurrió después fue sentirme oculto, detrás de una puerta -detrás de un tipo de obstáculo-, dentro de un lugar húmedo y hueco sin texturas de ningún tipo. Pero al instante siguiente me sentí descubierto y supe de algo que seguía en persecución mía.

Llegué a una alcantarilla guardada por un ente canino y brumoso, me adentre en ella, pero sentí que me jalaron desde una distancia de la memoria, inmensa y a la vez inexistente.

Y entonces estaba de vuelta, al interior de mi cuerpo, este antro oscuro y viscoso en el que estoy preso como un condenado –pero algún día... sigo intentando evadirme.

W Garcia said...

Ahora el asunto es que necesito tu opini+on al respecto del texto: ¿crea una atmósfera? ¿Se siente una tensión narrativa? ¿Qué propones para mejorarlo? Obviamente la extensión es insuficiente, considerandolo un cuento, pues se notan los cortes abruptos. Pero, ¡carajo!, no conozco a ningun escritor y dudo mucho que, de conocerlo, tuviese tiempo que perder con un viejo sin promesa que le afectó la fiebre de una vocación avinagrada.

Ahora entiendo lo que sintió Sócrates cuando se puso a componer versos el día anterior a beber la cicuta.

De antemano, te lo agradezco.

María Montelongo said...

Ya está Mr. Bufón. Le escribiré pronto sobre mi opinión. Primero le contesto sus preguntas: 1. Sí hay una atmósfera,por las descripciones. 2. Checaré sobre la intención narrativa en mi ya olvidados libros de teorías literarias, 3. y de acuerdo a la mejora, pues esa no sé qué responderle por el momento, objetivamente le digo que me tardaré en contestarle al respecto mi opinión sincera y con fundamentos, ¿sale?. Y pues usté abuse, pa' eso está esto, chinga'o... creo yo... últimamente no he abusado mucho, entonces se me ha olvidado cómo hacerlo. Cosa de tripearme y abusar nuevamente. Tal vez, yo abuse de su texto :P Y por cierto, puedo pasarle el correo de una escritora que tiene el alma, la disponibilidad y el oficio de escritor bien plantado y que siempre ayuda con sus buenos consejos y opiniones (Cuando la conocí, así la conocí, y es de esas personas que me dieron la impresión de no dudar en ayudar, lo comento, porque me ayudó mucho y de manera sabia, y eso se recuerda por siempre). Pa' que ya conozca a un escritor y buena onda :D(posiblemente si tiene material, también querrá colaborarle, no se pierde nada con intentar si su intención es la de escribir con toda la intención ofcial-oficiosa):) aquí le dejo el nombre del libro que escribió, échele un vistazo: El camino de Santiago Ed. Era de la admirada y apreciada (jeje, le pongo miel, porque se le estima chingos a ella) Patricia Laurent Kullick. Norteña de corazón. :P
Saludos norteñosos back y espero comentarle pronto.