Thursday, August 23, 2007

Siempre he sido una escoria y no creo dejar de serla. Total, si los gusanos en los cadáveres fueran revalorados, sólo lo serían por algún extraño y huraño experto forense que no salga de casa los fines de semana y coma sándwiches de atún. Yo. Sigo. En Monterrey. Aunque ahora me cueste trabajo decirlo y está por demás que me han echado de casa varias veces y cuando decido irme, Papá llora y me regreso con el corazón roto. Mamá me dijo anoche que me fuera, sin llaves y sin nada, sólo la ropa que me he comprado. Por eso, conscientemente sé que soy Violenta y que al paso del tiempo empecé a ser Violencia, y Violencia debió ser mi nombre María Violencia Montelongo Luna. Aunque, pienso que a los 25 ser corrida de casa, es una bendición.
Monterrey es una serpiente en la yugular. No pesné que corrompiera tanto las ganas de vivir. Ojalá y se quemara, ojalá fuera la gasolina que lo hiciera estallar.