1. Jamás le dije lo que, al menos a mí, no me dejaba avanzar con él. Creo que no nos volveremos a ver (entristece), pero aquí la lista de lo que no le dije:
Rey, debí decirte que,
a) levantarse temprano nos hubiera llevado a esos lugares que nunca te mostré. Donde el rito de lo verde llama al corazón y uno aprende a respirar hondo por el alma del campo y el viento que abraza cuando uno va por la carretera a buena velocidad.
b) visitar los locales para iniciar un negocio.
c) despertar abrazados y prepararte el desayuno
d) leerte parte de mi alma, eso que me hace llorar y sonreír, vivir y morir.
e) a decirte que te amo sin una gota de alcohol y a ver la noche pintada de estrellas.
 Jamás pude sacarle de ese estado de flojera que lo mantiene dormido, sin poder andar en el mundo como el mundo quiere que lo atravesemos.
2. Uno puede decirle adiós a las personas, pero nunca adiós a lo que siente por ellas. Esta vez, Dios se quedó con mi tristeza y el amor que jamás pude decirle porque cuando dormía, mi corazón hablaba.
3. Cuando duermes, mi corazón te habla; cuando duermo, tú escuchas mi silencio.
4. Nunca había querido con tanta calma y paciencia, con respeto y fe.
5. Se me acabó el amor con la boca cerrada.
6. Adiós mi Rey, me cortaste la pezuña que me equilibraba :(

1. Ya no vivo como me escribía antes.
2. Ya no prodigo lo que fui. Predigo lo que soy.
3.  Cagaditas de clichés, no voy con ellas. No porque no me dedique a hacer un desmadre con sustancias alcohólicas o sustancias sintéticas y el sexo o más bien el coito a cuestas, significa que dejo de ser escritora. Sí, escritora, a lo que siempre tuve pena decir, porque me dolía decirlo. Porque tengo la estima baja tanto para mí como para los demás.
4. Aunque estimo menos a los demás.
5. Escribir es lo de hoy, lo que se robotiza y se humaniza al mismo tiempo dentro de mí. ¿Así por qué tanto pedo que si alguien que escribe no toma como una alcohólica o se tripea como una drogadicta?
6. Aquí se embriaga uno de escritura. Y no más.
7.Al cabo la vida es una experiencia y qué bonita experiencia...

Tal vez temerle a la hoja en blanco no sea todo el propósito de la reflexión mental sin escritura, tal vez sólo temo decir las palabras llanas sin fondo ni estructura. Pero aún así, me comprometo en espiar cada pensamiento y sensación que poseo, o que me posee. ¿Es eso lo que debe hacer un escritor? ¿Poseer y dejar de poseer? ¿Ser y dejar de ser, o bien, que lo que sea, sea sin que midamos o planeemos el futuro estable?

Hoy escribo y escribo con la conciencia que no me interesa ser de un gremio, aunque no lo desprecio, porque el que a uno no le interese formar parte de algo, no significa que lo deshaga, aniquile o deseche. Sólo porque escribir es el medio donde es cada cosa que soy.