Sunday, February 01, 2009

¿Qué más terrorífico es ver a la persona que te gusta, con la vestimenta de un actor porno, recargado a un lado de una puerta, con su torso desnudo, un pantalón apretado que recogen esos corazones partidos y sus botas de piel que pisarían a cualquiera?
¡Dios!
Es como una sesión electríca en los pezones.
Hay vatos que dejarían orgasmos suspendidos por chingos de minutos, pero hay vatos que no...
Sobre los vatos con facilidades para crear situaciones orgánicas, se me viene uno a la mente:
Ese vato, que llamaremos ni más ni menos como: Vato, sí con mayúscula, tiene algo que echa a perder todo... no me habla.
¿cuánta relajación, diversión y bombas de colores, endulzadas, texturizadas y de plástico nylon, no usaríamos, por el simple hecho de que se dejara de mamar y mamara...?
¿Cuánto?
si tan sólo cobrara el desgraciado, cuánto, para que se dejara...
Ese Vato, tiene un efecto megapoderoso sobre mí. Soy una presa fácil, un zombie a sus órdenes, un conejillo de indias, una vaca en la báscula, una, chale, una que cuando lo ve, es un vato con un ejército de hormonas que no la dejan pensar.
Grrrr.
Una de las cosas que me gusta deglutar en este mundo, es la carne asada. Ayer he metido chingos de pedazos de ella, casi no podía mascar, pero no me importó. Es bueno saber de esas cosas que a uno le gustan, es bueno poder abir y cerrar la boca después de tanta masacre.

Felicidades a los cumpleñeros: Rubí, Susy, quien me invitó a tragar al sirlon, Alejandro que no he visto en años, pero que me invitó a su pachanga y me quedé mega ebria antes de poder salir de casa, a Juanelo y Maryam que juntaran pachanga y estámos invitados para el siete, a Ricky, quien marca siempre en horas de madrugada y nunca le contesto porque mi cel sólo vibra y pienso que es la maldita alarma de despertador que apago cada 10 minutos y a todos los cumpleñeros que no recuerdo bien a bien, je, sorry, pero estos días han sido de mucho ajetreo...

Muchas felicidades para ellos.

Y debo pasar a otro tema, un tema escalofriante como son "las canas" en una joven y muy negra cabellera. Resulta que en las dos últimas semanas he llegado agotada del trabajo, con el hígado en la garganta por regañar tanto a los minimonsters. Me he ido a la cama después del jale y ni se diga manejar hasta Ciudad Tamal, es muy desgastante, caigo rendida hasta despertar megaabollada hasta la mañana siguiente, me doy un baño, me seco el cabello y me miro al espejo para dizque maquillarme, ¿cuál es mi horrenda y blanquesína sorpresa? ¡Qué me han salido cuatro malditas canas en vez de un abundante y negro copete! ¡Santo niño de atocha en sus porno posiciones! Me quería dar un golpe de sangre, malditos corajes que hago con los niños, malditos gritos que pego, maldito todo... Respiré, terminé de arreglarme y cortar a esas cuatro amigas blancas no muy bien invitadas a crecer en mi cabeza... decisiones, no gritarle a los niños y huntarme de valemadrismo cuando se estén medio matando:
Resultados del experimento: no han crecido nuevas canas y un niño lleva un chipote, dos golpeados de las rodillas y un montón de lucha libre en el salón de los monstes de primer grado. El mundo va bien... : )