Lo busqué toda la noche, su nombre Marco, lo busqué y es que se parecía tanto a él, sus cabellos largos, su oficio, guitarrista, sus ojos, su sonrisa y su ausencia. ¿Cómo se puede ignorar tanto el sentimiento? ¿Cómo? Me morí a cada ausencia de Marco, me extravié en cada ausencia tuya. Te enamoras y lo festejo, porque así alcanzas la vida. Porque sé que estás bien. Sabes, quiero irme de Monterrey, porque no me queda nada, más que las dolencias de mis viejos, las querencias de mi sur, de mi Aramberri, de mi familia, mis amigos. Quiero viajar en barco, perderme como un vinkingo, quiero aullar el llanto. Te quiero. Y doblemente te quiero. Lo único que me sacaría de aquí, sería mi cerebro, y está oxidado. Marco, Marco, Marco. Mejor, ni conocido.
