El enamoramiento es una laguna mental, una reducción de las posibilidades. Un asco de vómito de perros. Por eso no me enamoro más de L, no me enamoro más de él cuando le dedico tiempo, cuando le preparo de comer, cuando le procuro aun con sus distracciones, cuando lo ve dormir, y deseo lo mejor para él, cuando me incliné por escribir cartas de amor, en lugar de una novela, como diría Liliana Felipe ¿qué cosa es el amor, medio pariente del dolor?
Me he ido por la parte difícil de la vida, por escoger la rectitud de no ser infiel, de amor así cruel y tibio, suave y astillado. El enamoramiento me valió pito después del segundo mes.
Estoy débil, y sin imaginación. Estoy débil y parca. Estoy débil y sin color. Estoy débil, pero aun de pie, porque le amo.

When a man loves a woman

Él.
En el aire, caduco entre mis dedos.
Él.
Con ojos de diamantes afilados.
Él.
Mi maldita y pesada gasolina.
Él, quien no me ama.
Él, quien me cansa.
Él, que lo repito muy mala.
Él, él, él, él… ¡basta!
Si ya no estoy en tiempo vikingo.
Si ya me corté un seno, el sexo
Y las ganas.
Él, mi maldito y perro recuerdo.
Él, indefinido como el tiempo.
Él que no me haya
Él. A. Él.
Él A quien YO no busco.

Se me escapó Testamento, desde que sentí el amor, así como un reto, así como una constante en la vida diaria, se me durmió la mano para escribir en Testamento, se me enroscó la boca y los dientes se quebraron para no ladrar. Ladro cautiva, en silencio, porque el amor sano aplaca, porque se me fue por responsabilidad parte de mi esencia. Y me quedó sólo la fidelidad. Zaz, ya qué…