Friday, February 29, 2008

A P.
“El que persevera alcanza”. Esta frase me entró como un café calientito, directo al corazón. Sentí que me trajo de nuevo el alma al hueso. Sentí que la vida vale la pena…
He pensado mucho en ti. Pero he olvidado lo que he pensado. Ya no hay más. Tus ojeras se revuelen con la furia de la noche. Tu palidez tan dura como cañón de pistola, me invita a pasar los huesos por tu rostro, internar las falanges por la ausencia de los ojos y buscar tu nombre. Lo he olvidado. He olvidado tu nombre. Casi en muerte junto a ti, casi una muerte incontrolable. Ceniza en tu cabello, polvo, donde he dejado el olvido como un pase de labios. He olvidado lo que vine a decirte. He olvidado que he pensado en ti.
Hace casi un año… y no sé si fue un error…
Quiero descansar mi cráneo sobre el tuyo y decirte gracias por volverme a dar vida.