Friday, April 23, 2010

Siempre que me siento de lo más pinchemente triste. Me acuerdo de lo mejor de mi vida. No hay ni un sólo amigo, aquí, que me haga sentir bien, que me diga algo de aliento en esos momentos, la mayoría son tan racionales y prácticos. Sé que pasará, lo sé, pero lo peor son los cuestinarios y los consejos de mierda.

Cuando yo no tenía qué comer, me dieron un pan del tim hurtons, cuando no comía más que un jocho en el día, me invitaron a un buffet, varias veces, o alguien me llevaba un café, cuando yo no tuve dónde vivir, alguien me dio asilo, cuando me enfermé, alguien me cuidó y me llevó caldo de pollo y medicinas, además de dinero, pero sobre todo, cuando yo tenía el alma en el suelo, me abrazaron y me dijeron que me admiraban, ¿cómo? ¿a mí? Tuve amigos vagabundos que me recogieron cuando azoté en el metro y me saludaban con gusto cada que pasaba y se burlaban jeje. Extraño al Sr. Mark, a quien le gustaba que le hablara y hablara de mis historias, extraño su casa, a su esposa, y su chino mandarín, extraño a Coquish y sus ojos dulces que me miraban y yo me sentía acosada pero muy feliz, extraño a las maestras que me vieron con respeto y admiración. Extraño eso, no importa de dónde provenga, extraño a la gente con corazón. Y a los verdaderos amigos que se te quedan en el alma.
Quisiera partirme la cara.
y no despetar.


Extraño a la gente que me dio tantito afecto. Quiero irme de México, pinche tierra ogete, bueno, no, pinche gente ogete.