Wednesday, August 23, 2006

Ojalá y la sangre se me vuelva mierda. El aliento lodo espeso, los cabellos abismos negros, los senos mocos amarillentos, los pies trinches oxidados y la lengua púrpura veneno. Ojalá se vuelva mi cuerpo reflejo de esta sociedad puerca.
No me gusta escuchar gritos por las mañanas
No me gusta oír gritos durante la hora de los alimentos
No me gusta que extraños me hablen de sexo, tratando de encontrar una hora feliz
No me gusta el desprecio
No me gusta el odio
No me gusta la soberbia
No me gustan los bigotes en las mujeres
No me gustan los hombres que prometen sin cumplir
No me gustan los ataques
No me gusta vivir entre animales de dos pies.
No me gusta…
Que lo único que no cambie sean mis ojos, mis oídos y mi piel, para percibir recuerdos como los de James Blunt.
Porque para bien morir, se necesita un recuerdo cristalino que se deposite en las pupilas, escuchar la última palabra de aliento y sentir la tibieza de un dedo en la piel.