Sunday, March 04, 2007

Le dejó las piernas abiertas, para que entrara la primavera, una vez ahí, con la caricia de miles de coloridas mariposas, la dejó encerrada en un musgoso lugar. Preñada por la primavera jamás sintió un alfiler de soledad en su rosada piel y durante nueve meses bajo un lugar pequeño, olvidó cómo era la luz, la oscuridad la cegó, pero no importaba porque aun había calor de sol, un niño en su vientre, agua de dulce río en su placenta, movimientos de alas en su ombligo, cariñoso aroma a flor. Un niño hijo de la primavera era lo que él esperaba, un hijo que lo alimentara y lo hiciera hermoso, sano, orgulloso de estar vivo, algo que lo dejara lejos del inframundo. El niño nació tan fuerte como el trueno de entre las amorosas piernas de su madre, el niño le iluminó los ojos ciegos, blancos como el aire de invierno, un niño tibio como arena en la playa y piedra de río. Y una madre perdiéndolo bajo los brazos del nefasto deseo de él.
Él me bajó la sangre que se encendió, a él le dicen el higo, porque echa leche por los pezones. Aun no soy una psicópata, pero sí tengo demasiada violencia y la siento acercarse cada día más, es una violencia externa que se expande sobre todos nosotros, díganme que tengo lobotomías cerebrales, pero algo está ocurriendo…
La rabia, es la agresión que sientes ascender por la mitad de tu pecho a la cabeza. He sentido esta rabia como una enfermedad, soy medio funcional en la sociedad, y la veo como mi cura, pero hay una fuerza externa que no comprendo y que nos afecta, a veces soy como un perro, con la sensibilidad animal, a veces siento cosas y sucesos en mi cabeza que son acertados. Algo pasa y hay que estar preparados:
Para el dolor que te tira en espiral, olvidar que uno es el único que lo siente y verse apoyando a la otredad.
Para la envidia, amar lo que uno es, olvidando lo que el otro alcanza a hacer.
Para el desamor, paciencia porque hay un futuro.
Para la soledad, dejar que no se siga expandiendo el egocentrismo, porque en ella, en la soledad, siempre hay buenas respuestas.
Para la decidia, valor, valor, valor, que se resume en el conocimiento y acto de hacer.
Tengo una violencia interna y hay otra afuera, y aunque me falta tiempo para respetarla, comprenderla y manipularla, el temor de no llegar a salir librada no me detiene a dejar de investigarla.