Sunday, March 04, 2007

Le dejó las piernas abiertas, para que entrara la primavera, una vez ahí, con la caricia de miles de coloridas mariposas, la dejó encerrada en un musgoso lugar. Preñada por la primavera jamás sintió un alfiler de soledad en su rosada piel y durante nueve meses bajo un lugar pequeño, olvidó cómo era la luz, la oscuridad la cegó, pero no importaba porque aun había calor de sol, un niño en su vientre, agua de dulce río en su placenta, movimientos de alas en su ombligo, cariñoso aroma a flor. Un niño hijo de la primavera era lo que él esperaba, un hijo que lo alimentara y lo hiciera hermoso, sano, orgulloso de estar vivo, algo que lo dejara lejos del inframundo. El niño nació tan fuerte como el trueno de entre las amorosas piernas de su madre, el niño le iluminó los ojos ciegos, blancos como el aire de invierno, un niño tibio como arena en la playa y piedra de río. Y una madre perdiéndolo bajo los brazos del nefasto deseo de él.

2 comments:

René Rojas said...

Amiga, fui profesor de Juan Antonio Lucio, por eso llegué a tu blog, me gusta lo que leo, espero que visites mi blog.
Saludos.

Antonio Lucio said...

...concebido en el vientre calido del verano, y parido un invierno en el pais de otoño... se cumplen 20 de la maldicion.