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1. Cuando un amigo te da a entender que eres falaz, es difícil, pero es más difícil no poder ver la falacia.
2. Si vivo con falacias y no me doy cuenta y al momento de darme cuenta, pues digo: ja ja ja ja. Así es la vida, ¿no? Jeje, ya abrí los ojos a otros lados, yei, y eso es chido. Duele, pero es chido saber que ya no dolerá.
3. Pareciera como si fuera una cárcel, yo no he metido a nadie dentro de la jaula. Eso es lo divertido de la vida y de las relaciones humanas, las fronteras del otro y las políticas de los sentimientos humanos, son un intrincado espirítu chingativo que pareciera que no tiene salida.
4. Hay pliegos petitorios muy desprovistos de un fin propósitivo. Hay otros pliegos petitorios que ya suenan a cansado, hay y hay  peticiones y lo que menos hay son caridades. Mi demanda no es un pliego petitorio mandado por correo electrónico, mi demanda siempre ha sido la misma: vivir.
5. Recuerdo a un ex novio con un pliego petitorio que me hizo saber por teléfono. Las demandas eran: frecuentar su casa, más que la mía; ser cariñosa con su familia; aceptar que si no me quería ver, que no le pidiera vernos; y así un rato me estuvo dice y dice por teléfono. Acepté todas las cláusulas, pero me pesó a menos de mes. Afortunadamente él rompió conmigo, digo afortunadamente, porque fue la relación más obsesiva y carente de afecto que he tenido. Además él es muy feo física y emocionalmente, al menos lo fue emocionalmente en aquel tiempo, lo de físicamente pues depende de dónde se le mire. Total, ahí aprendí que no hay necesidad de un pleito petitorio para hacer que alguien haga cosas por ti. No hay necesidad de delimitar la libertad del otro. No hay necesidad de la demanda, cuando siempre uno puede hacer efectivo ese movimiento con una simple costumbre casual. El de ambos lados opinar.
6.La libertad es un término que no sólo se vive individualmente, pero que sí se piensa de maneras muy distintas e individuales.
7. Viva el  diálogo. Y las ganas de huír de las paredes que sólo se construyen para emparedar.