Podría decir que su correo me dejó helada, pero mentiría de la manera más falsa. Lo sabía. Y por ello tamibén estuve tan pensativa.
Cuando el verano todavía ardia en las pezuñas y caminaba más de tres kilómetros diarios, y comía de lonche esas zanahorias enanas, te recordaba. Salía de la estación del metro y gastaba mi tarjeta de larga distancia que compraba (debo aclarar que era cuando tenía sólo cinco dólares para comer) siempre en China Town, porque era de las piratas que obviamente costaban menos, y la usaba sólo en ti.
Sí, es una tragedia... y ya no quiero ser la abeja reina :( duele también por esta frontera. Duele, porque siempre te sentí mi confidente. : (
Te extrañaré,
lloré,
y
duele.
Duele cuando el tiempo avanza y me dan ganas de llamarte, duele cuando leo algún poema, duele porque así pasa a veces.
Pero sé que no te hago feliz y eso, duele más. No más colmena para esta abeja reina.
Que seas muy feliz, amiga mía, princesa de un cuento infinito... :)

La vida realmente es bien chida... ayer estuvimos huevoneando. Exterminé una bolsa con palomitas que me trajo Memo. 9/11 desató una gran charla... una charla donde se comprende una monstruosa y sucia telaraña de empresarios robot.
Huevoneamos y jalamos la palanca del retrete, jalamos recuerdos que se fueron por el caño:
una voz, un recuerdo, un beso y un por qué peleamos siempre en el tema del "amor".
Aveces llegamos a estar tan distanciados en la misma habitación, y tales veces, comprendemos el por qué...
Otras, me quitas los tennis y soportas mi alcoholismo de fin de semana, donde dices que soy chistosa, donde me da frío y lloro y me cobijas y me da calor y golpeo la cobija y se cae y me vuelve a dar frío y donde te quedas a dormir conmigo... y es cuando digo, que bueno es volverte a ver Memito, que chida es la vida. : ) abrazos pitufin.