Friday, February 08, 2008

Suga mama. Levantas con ese hocico de negro, suga mama, avienta tu boca, suga mama, caliente que viene del vientre, suga mama, sonríes.
Suga mama, traes al diablo metido en las muñecas, el infierno te sale por los dedos y te detienes cada que te veo. Suga mama, con la cabeza rapa, suga mama, mis manos ya no están frías.
Ellos son más horribles que los lunes por la mañana, ellos son más horribles que soñar cascadas de mierda caer en tu cara, ellos son más horribles que el claxon en Gonzalitos a la hora pico, ellos son totalmente unos terroristas de la indisciplina. Ellos son alumnos de sexto grado. He terminado esta semana con la garganta devastada, por una faringitis vikinga y un ¡shut up every body! Uff, merezco esa vuelta a la Huasteca, con ese vino que J me invitó, merezco ese abrazo que me llena al llegar al trabajo, esa mirada que me impulsa a ir todos los días a merka y ese beso, que de tanto fregar, se me pone en la frente. Merezco un poco de paz, porque ha sido una semana de mucho trabajo, de mucho cansancio, de mucho sentir, ha sido una semana de ejercicios de olvido, ha sido una semana que me pareció emocionalmente un año. Ellos se han convertido en mis imposibles, en mi barro a moldear, en mi ejército revolucionario envuelto en armas nucleares, en energía concentrada y sobresaturada, ellos, ellos, ellos, ocupan mis mundos. Ellos, en total, parecen más de 100.