Thursday, June 12, 2008


Nunca me había puesto a pensar en esas tardes cuando Argelia (mi madre) llegaba del trabajo, a las 4.30 pm. Realmente la casa fue todo un circo, una alberca viviente, un escondite de zombies, una tumba con miles de muertos y un escape para todos nuestros vecinos. Éramos niños y como tal, hacíamos diabluras. Me encantó mi niñez. Realmente me fascinó.
Dicen que fui siempre una niña distraída y fuera de sí, yo sólo sé que en mi mundo el autismo era lo mejor, lleno de perros y gatos, lleno de historias del mundo exterior y sus naves, lleno de alienígnas y compañeros de la escuela, siempe de besos y novios que bailaban el ratón vaquero, siempre, siempre fue tan lleno que me distraía tanto del de los demás.