Thursday, December 20, 2007


No he ido al trabajo en dos días seguidos, y no quiero ir hoy. Tenía adrenalina y euforia. Ahora me quedo insatisfecha de no pedir lo que quiero o hacer lo que quiero. No puedo estar así, no quiero. Lamento el corazón roto, pero no quiero romper el mío. Que las navajas tomen su filo, que caiga la carne al pavimento, en pedazos, que lo que tenga que callar, sea callado. Porque no pienso permitirme está angustia, este dolor, esta inconformidad. Yo prefiero la soledad.
Nunca he tenido un mejor cumpleaños. Al menos no recuerdo ninguno. Te recuerdo mucho llegando a casa con esas galletas hojarasca que hiciste. Me alegraste el día, el piso olía a fabuloso y tenía frío. Lo más chido de un cumple, es pasarlo con quienes quieres. Te extraño mucho, tu llegada que no se ha dado me consume enormemente. Te extraño hasta la muerte.
Hoy las mañanitas no se escucharon. Recuerdo que cuando estaba más chica, así como muy pretenciosa y sucia, le dije a mi papá, quien se levantaba a poner las “Mañanitas”, que ya no las pusiera más, según yo, para dormir más. Hoy las extrañé cuando inicié a cumplir mis determinantes 26 años, que me acercan más a los fabulosos 30. Este año será acelerado. Muy acelerado.
Regalos:
Un cd del Freak show de Enrique “Amado” Bunbury.
Felicitaciones:
Todas por mensaje telefónico.
Abrazos:
Cinco a medias.
Mañanitas:
0
Sexo:
3 veces
Estoy puñeteramente de bajón. ¿Por qué? Porque me alcanzó la determinación de la decisión y no estaba lista.