Sunday, December 13, 2009

1. Después de por fin leer la novela “El camino de Santiago” De Paty Laurent Kullick, a quien le admiro en su narrativa, decidí bautizar a mi cerebro como Mónico.
2. Mónico se ha puesto caprichoso y obsesivo en cuanto a los asuntos de herbolaria, esoterismo y ha dejado de lado un poco a los asuntos del terrorismo íntimo.
3. Estoy un poco retrasada en cuanto a la novela, pero he terminado por fin el capítulo 6. Y los dragones salen del pecho, y los ácidos se duermen sobre un sofá de plástico, y la música se escuha tan fuerte, mientras andamos a toda velocidad por la autopista recogiendo lo que nos queda de nosotros dos.
4. Me ha interesado mucho leer a Julio Verne. Decidida a encontrar Literatura Illuminati.
5. Borré la fecha de mi cumpleaños y el año en el que nací para que ya nadie me sepa.
6. El frío entró por mis calcetines.
7. Adopté a Miranda y la baño cada semana, ni que fuera manda bañarse todos los días.
8. Necesito sentir protección como si un arsenal de hombres armados estuviera en vela afuera de mi patio.
9. El corazón aún me está latiendo y no sé qué hacer.
10. Felices fiestas y amorosos pensamientos.
Porno film III
Educación para comer


Por María Montelongo




Papá ve la lucha de mujeres en aceite por el televisor con una lata de cerveza en la mano; deja a Tim comer la sopa por sí solo con la cuchara y un babero colgado sobre su cuello, de manera que el cicho se chorrea de sobremanera. El padre le dice al pequeño cómo tomar el mango de la cuchara, con toda la mano y fuerza de varón para lamer la cóncava y húmeda figura donde se quedará la sopa hasta que la lleve a su boca. La forma de las cucharas, le dice el hombre al muchachito, son como el hombre y la mujer. Y ambos siempre deben llegar a tu boca como un buen bocado, debes de saberlo y recordarlo siempre cuando tengas una en la mano. El hombre es el mango duro, fuerte y alzado que dirige el recoveco; la mujer, es el recoveco que recoge el caldo caliente del macho, que jamás deberá despreciar en su boca cuando se le dé por depositárselo. El inocente chico con mejillas algodonadas, lleva a su boca de manera muy experta sin derramar una sola gota de sopa en la tela protectora, la exquisita sopa que le hubo preparado su padre antes que comenzara la lucha de mujeres por televisión.