Saturday, September 06, 2014

1. Ya no vivo como me escribía antes.
2. Ya no prodigo lo que fui. Predigo lo que soy.
3.  Cagaditas de clichés, no voy con ellas. No porque no me dedique a hacer un desmadre con sustancias alcohólicas o sustancias sintéticas y el sexo o más bien el coito a cuestas, significa que dejo de ser escritora. Sí, escritora, a lo que siempre tuve pena decir, porque me dolía decirlo. Porque tengo la estima baja tanto para mí como para los demás.
4. Aunque estimo menos a los demás.
5. Escribir es lo de hoy, lo que se robotiza y se humaniza al mismo tiempo dentro de mí. ¿Así por qué tanto pedo que si alguien que escribe no toma como una alcohólica o se tripea como una drogadicta?
6. Aquí se embriaga uno de escritura. Y no más.
7.Al cabo la vida es una experiencia y qué bonita experiencia...

Tal vez temerle a la hoja en blanco no sea todo el propósito de la reflexión mental sin escritura, tal vez sólo temo decir las palabras llanas sin fondo ni estructura. Pero aún así, me comprometo en espiar cada pensamiento y sensación que poseo, o que me posee. ¿Es eso lo que debe hacer un escritor? ¿Poseer y dejar de poseer? ¿Ser y dejar de ser, o bien, que lo que sea, sea sin que midamos o planeemos el futuro estable?

Hoy escribo y escribo con la conciencia que no me interesa ser de un gremio, aunque no lo desprecio, porque el que a uno no le interese formar parte de algo, no significa que lo deshaga, aniquile o deseche. Sólo porque escribir es el medio donde es cada cosa que soy.