Tuesday, December 27, 2005

Simplemente no lo entiendo

Poco he escrito en español, me preparo para presentar el Toelf, leyendo la siguiente noticia, sólo puedo pensar que correr a cualquier lado puede ser peligroso, incluso, Toronto que lo creí salvo de la violencia que vivo en mi propio país, va haciendo presencia con su maldito pie. No lo entiendo, ¿cómo poder detenerlo? ¿cómo? Ni Cristo en sus más de dos mil años de predicación. Vaya que como humanos tenemos mucha pimienta. Ya para hermano, mira que toda la sangre se sale del cuerpo. NO a la Violencia.
"Fifteen people involved in Toronto shooting
Up to 15 people were involved in a Boxing Day shootout among hundreds of shoppers on Yonge Street in downtown Toronto. A teenage girl died and six others were wounded."

Tuesday, December 13, 2005

Cada quien nace con su propia Babilonia


Cada quien nace con su propia Babilonia. La mía se ha vuelto un Cristo callado y crucificado. No oigo idiomas, no oigo la floritípica voz de Argelia, no oigo el esquelético sonido de papá, no oigo cantar a la ciudad del Norte, no oigo chillar a las amigas ratas. Oigo desde el subsuelo el murmullo de mi propio pedestal, mi lengua yace expandida y callada, estoy mutando. Mi lengua se bifurca y habla en dos pensamientos sin voz. Babilonia ya no me habla, ya no me llama, ya no me dice nada, sólo me traduce el silencio. El Cristo que muere. El recuerdo de la cruz que se va silenciando.

Saturday, December 10, 2005

Wednesday, December 07, 2005

De ardidas y frustradas memorias

Será que todos nos sentimos así, será una soga que rodea el pecho, será la maldita circunstancia que moja, sofoca y me hace mirarte. A ti porque rapeas como hubiera querido de más joven; a ti que escribes sistemáticamente aunque se te acaben las palabras, pero que no dejas de escribir; a ti que todos te respetan por tu presencia que pesa; a ti que tienes más huevos que muchos regios; a ti que tocas la guitarra como te rascas los huesos, a ti que no eres yo.
Hoy, Yy me dijo algo que fue el aire que respiré muchos años, aún encuentro pedazos de tierra. Quiero ser escritora, quiero ser editorialista, quiero ser lingüista, pero sólo yo lo veo. Nadie más. Nadie me ve con esa capacidad de ayudar a formar aquel proyecto del que habló la vulpes mayor, aquella edición de poemario que hizo la pulcra, o aquella revisión de textos de la que me enteré después de meses, o el caso de estar en la los links de amigos y no de esos colegas profesionistas que les nombran escritores regios. ¿En qué lugar estoy? En el que yo sólo veo, y en el que encontré con una oportunidad:
Me senté al lado de Bob a leer los textos que dejó la maestra de la U of T, entré como cualquier otro al seminario y en lapsos mi cerebro dejó vibrar mi lengua, desde ahí, dejé memoria. No en vano me pasé por el arco del triunfo la carrera de letras un semestre antes y con promedio, no en vano vine acá sin ayuda de papá, no en vano aventé mi frustración por ver tus triunfos y me dejé de mis propios miedos, no en vano sufrí el dolor de saber que no soy de ahí, como tú. Y quién soy, sé que no soy tú.

Tuesday, December 06, 2005

HAY CAPAS DE SUBMUNDOS Y NO SÉ EN CUÁL ESTOY

Ayer encontré mocos en el pan, hoy sólo sangre en las volátiles uñas de un vecino. Mañana tal vez encuentre mi cabeza en el refrigerador mordiendo un penne italiano.

Sunday, December 04, 2005

Bent but not broken

Aunque tenga el alma corrupta, no estoy quebrada, aunque ya no llegue a amar, mis cenizas están sonando sobre tierra, vine con un propósito y no voy a despertar hasta sentirle las manos. Y no pierdan tiempo en mirarme porque sólo soy una mierda blanca.

Thursday, December 01, 2005

De la muerte de ficticios amores regios No.1

De asco terminal después de soñarte con ese peinado vaquero que deja el sombrero con forma de cerro de silla. Y maldigo, maldigo, maldigo tus ojos norteños que matan y cogen a la vez. Porque así es la mirada norteña, fija, directa al iris del ojo. Trancazo de vaquero fresa sin su caballo deportivo con sound round de música electrónica. Y muero por cantarte al oído el corrido de Monterrey, mientras ato tu cuello al filo de mi nueva navaja. Qué chulo eres condenado, tanto que me apeteces morir de asco terminal.