Monday, August 27, 2007

Espero.
No seguir coincidiendo.
Y busco reparar lo duro que es.
Él es egoísta, él es un despistado, él no es para mí.

Thursday, August 23, 2007

Siempre he sido una escoria y no creo dejar de serla. Total, si los gusanos en los cadáveres fueran revalorados, sólo lo serían por algún extraño y huraño experto forense que no salga de casa los fines de semana y coma sándwiches de atún. Yo. Sigo. En Monterrey. Aunque ahora me cueste trabajo decirlo y está por demás que me han echado de casa varias veces y cuando decido irme, Papá llora y me regreso con el corazón roto. Mamá me dijo anoche que me fuera, sin llaves y sin nada, sólo la ropa que me he comprado. Por eso, conscientemente sé que soy Violenta y que al paso del tiempo empecé a ser Violencia, y Violencia debió ser mi nombre María Violencia Montelongo Luna. Aunque, pienso que a los 25 ser corrida de casa, es una bendición.
Monterrey es una serpiente en la yugular. No pesné que corrompiera tanto las ganas de vivir. Ojalá y se quemara, ojalá fuera la gasolina que lo hiciera estallar.

Saturday, August 04, 2007

Ying –Yang

Polos opuestos que nunca se juntan…los que se buscan pero nunca se encuentran…
Jarabe de Palo


¿Cómo lo veo? ¿Es bueno o Malo? Sabe al Niño de Atocha en posición 69. Nunca se encuentra la razón y la emoción, todo al cotorreo que tenemos en la choya. Yo sólo estaba emocionada por leerle el cuento de “El Gato” de Juan García Ponce, así con traje de Eva, posada en la cama como linfa en hierba fresca, leyendo el estire y afloja de los personajes del cuento. Y él… bueno, él es él en su cotorreo.
Un ying-yang. Y mi choya loca, loca, loca, emocionada, y mi cuerpo silencioso, ya no le dijo nada. Ni le leyó el cuento de “El Gato”.




Wednesday, August 01, 2007

Es fácil concebir el amor en una relación erótica, en un cachondeo infinito, hasta el momento es lo que había pensado acerca de mi relación amorosa, que todo ello enfrentaría lo cotidiano. Ahora es distinto, porque el amor, es distinto, es una coincidencia con el mismo tiempo, el propio ser de uno mismo reducido en la otredad de la cual radica nuestro amor. Inexplicablemente un panorama se abre cuando se encuentra uno en la absoluta seriedad, en la absoluta falta de sorpresas que emocionan o atontecen los sentidos. Me encuentro en un cero absoluto. En ese donde sé discernir lo que conviene y lo que no. ¿Será conveniente reducirnos en el otro? ¿Será conveniente decir reducir o más bien, decir, multiplicarse en el otro? Aunque en el erotismo se encuentre lo cotidiano, como lo fraterno a lo religioso y el amor se vuelva ecléctico, incluso hasta perverso.
Mientras tome varias posiciones en las que se conecten al mismo tiempo con mi pareja, por mí que este amor serio, pase dejando su huella de calzón feroz. Zaz, ni modo…