Tuesday, September 13, 2005

El basement

He vivido en la casa de los besos, en el abrigo del amor. Todavía camino por las piedras, por esas calles del centro de Monterey, huelo tus cabellos y pienso en ti dentro de mi casa.


El basement
Esta última semana he vivido en un circo. He pensado seriamente en vender algunos boletos para que el público visitante vea a la fabulosa criatura que se pasea en pelotas sin ninguna inhibición. Y es que la verdad Mr. Mark me lo advirtió, no le puse atención a su acento, perdí el hilo de la conversación cuando me dijo el precio del basement y se acostaron los nervios de la preocupación que tenía desde que llegué a Toronto, porque se ha de saber que no es fácil conseguir un lugar para vivir, cuando sólo lo buscas por un mes. Además la idea de vivir sin room mates me llenó de felicidad y es que no es que Natalie haya sido una mala compañera de cuarto; pero levantarse en la madrugada con la cagada razón de haber tomado mate una noche antes y encontrarte que esta su novio japonés cagando en tu baño, como que se te quitan las ganas de vivir con alguien más y sobre todo que entre colas no son colas de familia. Ahora estoy aquí en mi cocina, mientras escucho las rudas articulaciones de los espectadores japoneses y no me refiero al novio de Natalie, porque eso muy a penas se le podía llamar sonido o intento de gemido.

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