Señorita tiene siempre los ojos grandes, tan grandes para rodear el cuerpo de su gato sentado en el sillón y todo en esa habitación. Señorita no me habla, ni me deja hablar, se va de mi lado, se para, se levanta y me mantiene suspendido. Esperando. Señorita se ha ido.
La habitación se queda sola, un sillón con un gato centinela y videojuegos esparcidos por todo el piso, whish you were here, se enciende el estéreo, el ruido es alto, pero las paredes de la habitación impenetrables, nadie sabe que estoy aquí por Señorita. Nadie, excepto Señorita y su gato.
Conocí a Señorita en los pasillos de la escuela, ella leía un libro, sentada con las piernas tan juntas que me pareció la mujercita más tierna de la Universidad, su cabello corto y negro, sus manos tan blancas con uñas recién cortadas y esmaltadas de color caramelo, párpados rosados como de princesa japonesa y labios vampíricos.
Besé a Señorita en la tercera cita, besé a Señorita entre sus tiernas piernas, temblé cuando ella me mordió, cuando me tomaba la nuca con ese toque gatuno y siniestro, cuando me dejó sin dignidad al ganar siempre en todos los videojuegos y me ató en su suelo, y me dejó esperando. Ahí tendido vigilado por su gato, con la puerta de la habitación sellada.
Señorita siniestra, Señorita con apariencia tierna, Señorita gatuna, Señorita a quien trato de describir.
Despierto y ella está nuevamente aquí, con sus ojos tan grandes, con su gato acariciando mi cuerpo cansado y mordisqueado por los salvajes colmillos de esta chica. Ella me quita la gasa de la boca y me deja descansar, toma a su gato en sus brazos y enciende el televisor, me ignora mientras me pierdo en el sueño nuevamente y mis ojos la ven tan bélica contra un montón de zombies que salen de la pantalla, Señorita exterminio, Señorita es una perra secuestradora, Señorita maldad leyendo un libro en el pasillo de la Universidad, Señorita comiendo de mi grupa. Ella con poderosos rayos que salen de sus ojos, me somete desde su sillón, acariciando a su gato, lanza gasolina al viento, ella desde el último piso de un apartamento en los suburbios, disparando a distancia hace caer uno a uno a sus novios en turno.
Whish you were here, vuelve a sonar, el estéreo con un sonido más suave, la habitación está sola, no hay ningún videojuego en la habitación, no está el gato en el sillón, yo ya no estoy amagado y los ojos de Señorita los recuerdo siempre tan grandes. Señorita no está y ha dejado la puerta abierta. Señorita, mi señorita se ha ido.
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