Wednesday, June 13, 2007
En ocasiones, hay que preparase con algunas bombas molotov, salir a la calle y enfrentar algunas cosas. Johny usa lentes oscuros y se peina, con goma, el cabello hacia atrás, esperando el viento que vendrá cuando suba a su motocicleta. Constitución es Johny, es su sitio, cada esquina, una historia clandestina. Johny aprieta el acelerador, sumerge sus muslos en la piel del asiento, y respeta entonces la presencia del asfalto, de lo que es, que deba ser viajar por la ciudad de Monterrey, esquivando balas de narcos, baches, choques, ambulancias y un tráfico de mierda, y es cuando Johny sabe que algunas veces hay que prepararse con algunas bombas molotov para salir a la calle.
… y a las dos semanas de habernos roto los huesos, fui por mis cosas a su casa, la guitarra con la que empecé a tocar con él, con la que me tuvo paciencia y bajaba mis rabietas, la foto, los libros que nunca me entregó y siguen con él y el recuerdo que tengo de un camino lleno de sol y mariposas amarillas, de sus cabellos dorados al sol y del abismo que ya existía entre dos, la ruptura.
Odio las rupturas, odio sentirme rota.
L, me relató de M, sé que también está fragmentado, disociado, y puesto a rehacer. Cuando me besó, sé que la besó a ella, cuando se ríe, se que le sonríe a ella, y cómo olvidar, si todavía reclama las cosas que tiene con ella, y
Odio sentirme rota.
Odio las rupturas, odio sentirme rota.
L, me relató de M, sé que también está fragmentado, disociado, y puesto a rehacer. Cuando me besó, sé que la besó a ella, cuando se ríe, se que le sonríe a ella, y cómo olvidar, si todavía reclama las cosas que tiene con ella, y
Odio sentirme rota.
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