Siento una taza de hielo en el vientre. Son las entrañas que se mueren. Son las entrañas que se remueven y se quieren aventar a la muerte. Tantos años que me ha costado tenerlas dentro, refundidas con hot cakes, abrazos, amores y besos y éstas que se quieren morir. No hay derecho señor cerebro, no hay calma en el corazón. Si yo digo que se avienten, total, las levantamos y las volvemos a meter.
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