No he ido al trabajo en dos días seguidos, y no quiero ir hoy. Tenía adrenalina y euforia. Ahora me quedo insatisfecha de no pedir lo que quiero o hacer lo que quiero. No puedo estar así, no quiero. Lamento el corazón roto, pero no quiero romper el mío. Que las navajas tomen su filo, que caiga la carne al pavimento, en pedazos, que lo que tenga que callar, sea callado. Porque no pienso permitirme está angustia, este dolor, esta inconformidad. Yo prefiero la soledad.
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