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Lo más feliz, es saber que hago lo que quiero. Podría mirar la espalda de alguien y llenarla con la dulzura de las entrañas; podría reírme entre las brazas de la risa más cálida; podría tener hot cakes con miel y extender mi mano con el cariño que me corrompe el alma. Podría ser inmortal y conocer la fecha de mi muerte. Pero tengo lo más excepcional de la vida. Me gusta el momento que estoy viviendo y no lo cambiaría por nada, con un trabajo sin poca trascendencia, sin pareja, con muchos amigos y amigas, escribiendo, que es lo que me hace vivir y acertando que vivo lo que tengo que vivir. Acierto y acepto.