Las caricias descienden. Le acaricié los pies, cuando deseaba besos en las manos. Los besos ascienden. Le besé la nuca, cuando deseaba caricias en los pies. Los suspiros levitan. Le suspiré al oído, cuando deseaba suspiros en la nuca. Los ojos se encuentran, cuando buscabas que no hay ya qué buscar. Intentaré una vez más acariciarte, besarte, suspirarte y en la inmensidad Dios se hizo experto.
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