Deja que te diga mi muchacha salvaje.
Y es I cuando te acaricia tu piel de púas
y es I cuando bebe tus incisivos de dragón
y es I cuando repara ahogarse en la sangre de tu corazón.
¿Recuerdas cuando te iba a ayudar a escribir al mundo?
Sé que no. Por eso sólo miro tus pies, porque no puedo levantar la cara para golpearte la espalda cada que te vas. Y eres de I, y de I eres.
¿para qué negarlo en el silencio?
Deja que mi muchacha salvaje.
Con la punta de la yema te diga. Alevosía. Por ser sólo de I.
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