María Montelongo
Querido escritor:
Hemos revisado su material, con especial cuidado y prestándole toda nuestra atención; sin embargo, debo informarle que le sobra determinación, debe considerarse un subnormal para enviarnos tal ofensa con descripciones desencarnadas, pornográficas y falsas de una realidad pueril. Ruegue a usted que no cayó en manos irresponsables para publicarlo y sea desaparecido antes que llegue a nuestro buenos lectores alrededor del mundo.
Reciba un cordial saludo y consiga un psiquiatra.
Suny, levanta un poco el trasero, lo asea y lanza la carta de su reciente rechazo editorial al cesto de basura.
Lava sus manos, mirando su rostro agretiado en el espejo del baño. --Malditos, dice, ¿cuándo harán cuentos de hadas que le hablen la verdad a nuestros niños? Y comienza a recitar sus textos, mientras se toca sus partes: ... Y la pequeña niña feroz entró al bosque a jugar con el viejo lobo...
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