Monday, February 23, 2009

Podría decir que su correo me dejó helada, pero mentiría de la manera más falsa. Lo sabía. Y por ello tamibén estuve tan pensativa.
Cuando el verano todavía ardia en las pezuñas y caminaba más de tres kilómetros diarios, y comía de lonche esas zanahorias enanas, te recordaba. Salía de la estación del metro y gastaba mi tarjeta de larga distancia que compraba (debo aclarar que era cuando tenía sólo cinco dólares para comer) siempre en China Town, porque era de las piratas que obviamente costaban menos, y la usaba sólo en ti.
Sí, es una tragedia... y ya no quiero ser la abeja reina :( duele también por esta frontera. Duele, porque siempre te sentí mi confidente. : (
Te extrañaré,
lloré,
y
duele.
Duele cuando el tiempo avanza y me dan ganas de llamarte, duele cuando leo algún poema, duele porque así pasa a veces.
Pero sé que no te hago feliz y eso, duele más. No más colmena para esta abeja reina.
Que seas muy feliz, amiga mía, princesa de un cuento infinito... :)

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