por María Montelono (isa)
¿Quién te crees Caperucita Gore? ¿Quién te crees desdeñando buenas intenciones, gruesos amores y una tasa entera de palabras con sincera emoción? Que me has enviado flores, que me has mandado besos, abrazos y demás garabatos… Todo aviéntaselos a tu padre, ese que te abandonó y por poco te corta el cuello. Quien te dio la espalda cuando le dijiste quién en realidad eres, con ese cinismo de caperucita buena para nada y tan malcriada. Caperucita gore, caperucita gore caperuza gore gore gore
¿Qué es la amistad? Sino una falta de caridad en ti. ¿Qué es la comprensión? Sino la flema en que han quedado tus cartas, flema de pollo moribundo. ¿Recuerdas cómo me leíste? Hasta lloré porque “tú sí escribes muy bonito, para ti soy un libro abierto”, al menos, eso te agradezco. Esa tarde en que nos emborrachamos y me hiciste una declaración, una fuerte, de esas que te despellejan en lágrimas, de esas en las que te dije que “te quiero”. ¿Recuerdas el sillón que compré para ti? Para que te quedaras en casa y descansaras tus enfermos huesos, y mira… ¿cómo me pagas? Si tú sólo sabes cobrar. Cobras con golpes, si alguien se te entrega y pide lo mismo. ¿Todavía te sigues quejando de por qué no te quieren? ¿O porque eres tan gore? Si te gusta que te saquen sangre, que te den por el culo, y te estiren el pelo, al fin y al cabo como perro, por detrás, sumisión y terror es lo que a ti, mendiga caperuza del infierno es lo que te gusta. ¿Sigues llorando pequeñas hadas por tu cabeza? ¿Sigues goteando mal estado y humor? ¿Sigues cocinando habas? ¿Sigues? Y lo seguirás haciendo… y cuando el terror te atrape como a mí, sabrás por qué no te he buscado, por qué también me he alejado por la senda con el lobo feroz, y tarde me verás como antes, caperucita Gore, fuera de tus azucaradas garras. ¿Quién te crees Caperucita? ¿Quién te crees? Y por una sola vez hazle caso al corazón. Que te derraman el alma en cada abrazo, que te mojan los labios con el más inmenso afecto, que te miran como la caperucita más bella y púnica de este mundo, con sus bombas molotov en el canasto, ¿quién te crees en este valle bastardo? Si sólo eres una caperucita feroz. Para pedidos de bombas molotov, llame a su caperucita Gore; para golpes en el corazón, llame a su caperucita feroz; para destrozos emocionales, llame a su caperucita terror; para abrazos, lenguetazos, y demás empinaciones, llame a su caperucita scort. ¿Quién te crees? Sino el flaco reflejo de lo que yo quiero.
nota: para cualquier duda, o susceptibilidad, pregunte antes de actuar al autor
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