Tengo que morir a plazos, de otra forma no estaría en vida…
Ayer no quería cenar sola… invité a la Josi a cenar pasta… en ese lugar yo me siento lejana, fuera de aquí… Me gustó la nueva decoración…
¿Cuánto ha pasado? ¿No?
A Silvia no le he escrito, porque no tengo nada qué escribir, hay veces que el asunto se tiene que llevar formal, incluso a O, le he mandado mensajes muy cortos… A veces pisar un nuevo limbo es introducirse en una Gorgona de muchas cabezas…
Tiene razón Silvia: “Cuando se escribe uno se convierte en otra persona”; quiero estar como otra, ausente, autista y aislada, tiene razón Josi, que estoy apartada del mundo, en un mundo alterno, tal vez por eso a pesar de todas las desgracias mis ojos siguen teniendo un brillo. La capacidad de reencarnar. Supongo yo.
Le he dicho que quiero un gato, ya sea blanco, gris o negro; le he dicho que el amor se terminó cuando la duda se disipó, le he dicho que siempre escribo para sentirme que vivo, le he dicho que engullo como la madre de la señorita Fine; le he dicho que a pesar de dos trabajos, fines de semanas quebrados pro la borrachera, la escritura es lo más importante para mí, los amores, los hijos que no tendré o aun no tengo, el árbol que ya planté, mis padres y hermanos, y lo económico han pasado por fin a otra cabeza de Gorgona.
Señorita se ha dispuesto a bajar por esas escaleras a gritarme lo mal nacido que soy, me ha arrojado las hojas de su diario. La fecha de su nacimiento, el divorcio de sus padres, la navidad del 98, los viajes donde se hizo Señorita.
Su rimel color gasolina me ha llenado de tristeza, sus ojos se han hecho dos sombrillas negras que se extienden a sus mejillas girasol. ¿Qué te he hecho, Señorita?
Señorita no cortó las hojas en blanco, ella sólo me lanzó un montón de frases y fechas hechas. Me ha dejado afuera de su casa, me ha terminado por dar la última de las sorpresas… la que aun todavía no escribe en su diario.
Ayer no quería cenar sola… invité a la Josi a cenar pasta… en ese lugar yo me siento lejana, fuera de aquí… Me gustó la nueva decoración…
¿Cuánto ha pasado? ¿No?
A Silvia no le he escrito, porque no tengo nada qué escribir, hay veces que el asunto se tiene que llevar formal, incluso a O, le he mandado mensajes muy cortos… A veces pisar un nuevo limbo es introducirse en una Gorgona de muchas cabezas…
Tiene razón Silvia: “Cuando se escribe uno se convierte en otra persona”; quiero estar como otra, ausente, autista y aislada, tiene razón Josi, que estoy apartada del mundo, en un mundo alterno, tal vez por eso a pesar de todas las desgracias mis ojos siguen teniendo un brillo. La capacidad de reencarnar. Supongo yo.
Le he dicho que quiero un gato, ya sea blanco, gris o negro; le he dicho que el amor se terminó cuando la duda se disipó, le he dicho que siempre escribo para sentirme que vivo, le he dicho que engullo como la madre de la señorita Fine; le he dicho que a pesar de dos trabajos, fines de semanas quebrados pro la borrachera, la escritura es lo más importante para mí, los amores, los hijos que no tendré o aun no tengo, el árbol que ya planté, mis padres y hermanos, y lo económico han pasado por fin a otra cabeza de Gorgona.
Señorita se ha dispuesto a bajar por esas escaleras a gritarme lo mal nacido que soy, me ha arrojado las hojas de su diario. La fecha de su nacimiento, el divorcio de sus padres, la navidad del 98, los viajes donde se hizo Señorita.
Su rimel color gasolina me ha llenado de tristeza, sus ojos se han hecho dos sombrillas negras que se extienden a sus mejillas girasol. ¿Qué te he hecho, Señorita?
Señorita no cortó las hojas en blanco, ella sólo me lanzó un montón de frases y fechas hechas. Me ha dejado afuera de su casa, me ha terminado por dar la última de las sorpresas… la que aun todavía no escribe en su diario.
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