Este es un fragmento de un cuento que no he podido terminar.. a veces se ve la cara buena de la narratva, y a veces se ve la cara mala... La narrativa te besa siempre fuerte, succiona de tus labios lo más rojo de ellos y después de horas de estar sentado escribiendo y escribiendo se va a la cara mala, a la nada... te deja totalmente besuqueado y sin más palabras. La narrativa como dice la Atwood, es de permanecr horas escribiendo hasta que salga algo, la poesía en cambio, depués de tanto lado matemático, s contruye conel tiempo, un día viene, termina su orgasmo y sigue a otro lado.
He escuchado sobre el pecho de Lee, una revolución de dragones, he escuchado como se sangran entre ellos, las rocas caen con el peso de sus alas y el agua hierve sobre su fuego. Lee sigue aun dormida, pongo atención a su respiración, sus pechos se mueven blancos y tibios debajo de su camisón, Lee sueña y duerme. He besado sus pezones sobre su camisón y están hirviendo, la revolución de dragones dentro de ella ha explotado, muerte y destrucción dentro de ella. Rabiosas fieras devoran y mascan todo dentro de mi chica, el dolor se escurre como un hilo de sudor entre sus pechos, el quejido se refugia en su ombligo. Me pongo la armadura y entro por los pechos de Lee. El campo es claro y áspero, la tierra caliente y desquebrajada, hay muerte alrededor; me oculto entre las rocas. He juzgado que las fieras no se clamarán, ni aun de día ni de noche, una armadura que me pesa, un escudo que aun no sabría cómo usar y una espada que se aferra a mi mano. La paciencia de las bestias por permanecer en el cuerpo de Lee, paciencia de bestias. Han pasado varias noches y el polvo come, ellos tiene garras que perforan las entrañas, diluyen con su fuego hasta el último hueso, he visto como sus garras de las que sale el mismo fuego del centro de la tierra han diluido otros enormes y poderosos dragones…
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