Tengo en una bolsa de plástico “Los Recuerdos del porvenir” de Elena Garro, los tengo detenidos porque fue ahí donde aprendí a saber que el tiempo perfecto es el de la memoria. Y en mi memoria siempre está usted, convertido en sensaciones, en ese aroma físico que me gustó desde que lo conocí, cuando sólo nos faltó un milímetro para besarnos como la primera vez. Aun recuerdo haber llegado a Soriana a comprar cerveza, invitarle a usted a acudir a mi casa y recuerdo estar sentada frente a usted, platicando con el corazón más agitado que una estación de gas en llamas, pensando tanto en su cuerpo, en su beso que me dio tan repentino e infinito que aun lo cuelgo en mi boca, como una de las mejores joyas del mundo. Yo, me atreví a tocarle suavemente sus labios, me extendí en su rostro, en sus ojos, en su tiempo y en su vida que no puedo dejar de recordar en la mía, como la mejor imagen del amor. Han pasado muchos años. Sólo espero que en mi memoria, los recuerdos del porvenir sean acogidos por el silencio que un día no tardará en hacer eco, y dejarlo en paz, a Usted, a Usted que lo quiero tanto. JS
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