Si yo pudiera, lo hubiera cambiado. Y Dios no fui para reacomodar el tiempo y Dios no fui para hacerte eterno, y Dios no fui para que me amaras con devoción. Ayer caminé con mi amigo Luis, ayer mientras él hablaba, yo paseaba en esa bicicleta, donde un día fuimos los dos, donde jugamos competencias y me dejé caer en el césped para que me abrazaras y me dijeras ¡qué poca condición!, para que me amaras como lo hacía yo. Me cansé de andar en bici y dejé que siguieras los 10 minutos que quedaban de la hora de renta, tu cabello jugueteaba en el viento, tus ojos con motillas verdes fijos en la pista, tus manos con vellos soleados en el manubrio, y mis ojos siempre sobre ti. Tengo que dejarte mi vikingo, tengo que dejarte: Si todo lo que nace perece del mismo modo, un momento se va y no vuelve a pasar…
Y al dejarte ir, dejo que entré el juego y el amor nuevamente en mí. Gracias mi niño no mío, gracias porque ya formas parte del recuerdo: un momento se va y no vuelve a pasar…
Y al dejarte ir, dejo que entré el juego y el amor nuevamente en mí. Gracias mi niño no mío, gracias porque ya formas parte del recuerdo: un momento se va y no vuelve a pasar…
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