Los amenacé con tirar toda su mierda al pavimento sino se paraba, que se quedaran sin su dichosa hierba. Até a las niñas a los asientos, porque él dejó de manejar, mientras con golpes trataba de quitarme de las manos la pinche bolsa de mierda, ¿cómo estás, mi amor? ¿Puedes prestarme dinero? Me pregunto ¿qué lo hace tan ojete, que lo hace tan ciego, que dejó de ser? Me vale si a mi no me pone atención, asesino de mierda, asesino de la última línea. Al final, olvidé las niñas en los asientos, la camioneta se me perdió. Permíteme explicarte que me convertí en tu hierba, en tu dejadez, no pude atarte, mis manos dejaron de ser cuerdas. Y al final, sólo quiero ser yo y mis hijas, yo sin ti, yo sin tu demonio presente. Que te lleve el infierno, aunque me duela.
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