Dormí a manera de dormitar como quien va en un viaje de noche a madrugada. Dormité, pude dormitar y soñar ciertas cosas. Las rupturas son difíciles, las de madre-hija; amigo-yo; incluso las de uno mismo con uno mismo, pero la ruptura que ahora me puede como tequila en gastritis es la de Luis y yo. Sé y espero que se me pase, es lo único que espero, porque siento que el tiempo se quedó detenido en un lapso de cinco meses, quiero seguir en el tiempo, no quiero detenerme. Me gusta la vida y he llorado lo suficiente, me gusta andar alegre y tranquila, es lo que me agrada. No niego que le quiero, que me sigue gustando y que me siento triste por no tenerle. Pero, tengo mis peros, al igual que los suyos. Él rompió un lazo que sólo Dios puede volver a hacer, el de mi corazón. Siempre olvidé las cosas que dijo al romper varias ocasiones atrás, se me resbalaban con la certeza de su confrontación, y su amor que aun tenía por estar juntos, ahora no hay eso en lo que intuyo, y estoy triste, me estoy rompiendo, y me libero, lo que me gusta. Me libero aunque con un dejo de tristeza. Me libero, queriéndolo, gustándome, me libero, uno no puede negarse a sí mismo que ama a la persona que juró amar, juré hacerlo porque lo sentí y lo sigo sintiendo, hasta que nuevamente sane y me abra por dentro. Te quiero mucho Luis. : )
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