Te va el estilo de los ochenta, te van esas botas, esos caminados de vaquero espinado. Te va, todo te va mejor sin mí. Monterrey te va mejor que a mí. A mí nunca me quedó el tono norteño, la enfermera que me puso la del tétanos, me lo dijo; a mí, me gustaba imaginar montañas en los vellos de tus brazos, a mí me gustaba imaginar el sol en tus ojos, a mí me gustaba ver el mar en tu sonrisa y a mí me gustaba creer que hacía feliz a alguien. Sabes, soy un veneno, uno que irriga la sangre constantemente. Sigo siendo de “esas” con las que no todo se comparte, sigo siendo de “esas” a las que les tienen miedo, por eso le ocultan la verdad. Sigo siendo yo. Me voy, me voy… pero no quiero partir sin planear las despedidas. Me voy, porque Monterrey nunca fue conmigo.
No comments:
Post a Comment