Usar un anillo en mi dedo chato y chueco por los lápices de madera, nooo, creo que jamás usaré uno, al menos no por mí, sino porque estoy segura que nadie pondrá uno con amor y delicado movimientos. Tengo tal certeza, ya que he recordado un patrón: Cuando tenía 6 años, tuve mi primer novio, Fernando, ese chico me dejó porque no bailé el ratón vaquero con él, así sucesivamente me han cortado, a excepción de Lalo, de quien casi no hablo porque lo admiré mucho y tenía con él lealtad, cosa que no he gozado de muchas parejas con las que he estado. No creo que el patrón cambie, por eso sé que mi dedo no tendrá nunca una argolla.
Feliz vida para las futuras novias que lucen un anillo con el brillo de estrella en cielos no contaminados ni nublados, felices bodas para todas.
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