Subí al taxi a las tres de la mañana después de cotorrear con Paty sabiduría. Últimamente tenía cosas pendientes que hacer con respecto a los taxistas y es porque en un taxi con placas 8232 MKS me tocó una agresión verbal, donde me preparaba después de mis seguidos ¡cállese, cállsese! Que le proporcioné con mi voz ahuevada de domingos al taxista, como no soporto las agresiones verbales de desconocidos me alisté para levantar los pies para patearle la cabeza mientras conducía por constitución de 60 a 80 km/hr porque me preparaba para contraatacar y aventarnos a un choque inminente por sólo si me sacaba la fusca o la navaja y me daba dos que tres cañonazos o rajonazos, pensaba que no se iría solo al averno, porque si le pateaba algunas veces la cabeza, los dos nos iríamos al merito infierno junto con algunos automóviles más y es que aunque lo niegue, siempre he querido salir en la televisión local (nel puras piñas, qué hueva salir en el 12 en telediario o en el dos).
En fin, realmente los taxistas están locos y hoy en la madrugada justo en medio del toque de queda de San Nicolás, el taxista comenzó a contarme que prefiere trabajar de noche, que cuando el sol comienza a acercarse, acelera el tsuru y se va a su casa, como vampiro, comenzó el tipo. Hacía pausas y seguía hablando de lo mismo, yo prefería mirar hacia fuera de la ventana, tenía mucha ázucar en mi sangre y una bebida adulterada, un diablito dentro, con bodka adulterado que me provocó dos mareos como a Paty le provocó ese perro salado. Al llegar a la casa, el tipo me confesó que dormía en un sarcófago, semejante ocurrencia, pensé, como si eso me diera miedo, conozco a un tipo que duerme en un armario, le dije, tratando de contrarrestar y colocar mi espíritu chingaquedito de madrugada. Llegamos al estacionamiento de la guardería y seguía diciéndome lo del sarcófago, cuando sacaba muy concentrada el dinero para pagarle, el tipo suelta un pinche grito del diablo y hace el movimiento de echárseme encima como un vampiro, yo sólo hago dos cosas cuando me asusto: una es gritar como demonio o golpear tan fuerte hasta que de pura desesperación trato de ver sangre (que pocas veces ha ocurrido) o a veces las dos al mismo tiempo. En esta ocasión como tenía dinero en las manos y mi cerebro le da mucha prioridad a los billetes, no puede golpear y empecé a gritar como diablo, tremendo grito de llorona que le metí al tipo, aproximadamente duró más de un minuto, el tipo estalló con una risa cagadísima y yo me empecé a reír también, jajajaaj, no pinche mames, los taxistas de esta ciudad están locos. Que por cierto, ayúdemne a levantar una queja en tránsito en el área de transporte a la placa 8232 MKS, el tipo andaba bajo los influjos de alguna sustancia y es un energumeno. Por lo del vapiro taxista, es un pinche payaso, la neta, ni tomé la placa, pero en definitiva, no sé qué cojones pasa con los taxistas.
1 comment:
ah, pinches taxistas, me cagan, ya no queda más que dos cosas:
1-portarse con ellos con la más aboluta mamonería
2-andar armados
te quiero peque!
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