La semana fue un completo terremoto. Me faltó levantarme y encender el televisor, simplemente para revisar, si no se habían caido algunos satélites y prepararme con algunas bombas molotov. En ocasiones así pasa, como dicen, "cuando llueve, llueve sobre mojado" Llovió sobre el trabajo, sobre los amigos, sobre el amor y sobre mí. Sin embargo, cuando hay terremotos, se abre la tierra y escuchamos más de cerca el corazón de la tierra. No hay mal que dure cien años y pendejo que lo aguante.
Estiro mis brazos y no soy nada y en algún momento cuando alguien se atreva a soñarme, voy a existir.
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realidad y pesimismo
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