Viajar lo he considerado más que un escape, una huida, es mi vida. Miss D T, me djo que meter mano en un lavabo lleno de agua viscosa para lavar platos en Vancouver, había sido la cúspide de todo, después de eso, cualquier cosa era la gloria. Misma gloria, la he encontrado después de trabajar en T&A, donde metí la mano con un guante de goma a un escusado aborbollado de mierda. Cualquier cosa es la gloria. Me voy con ella, ¿quién de las dos empezó a viajar primero? La verdad no lo sé. Creo que ambas, la última vez que la recuerdo es en la laguna del carpintero en Madero, Tamaulipas. De ahí había comprado unos raspados con leche, cosa más extraña no había probado y caminamos por horas, pasamos por la casa del rock, caminamos hasta la playa y nos tumbamos para escribrir en la arena y planear un robo en el museo huasteco. Ahora empieza nuevamente el viaje. No hago despedidas, porque no hay de quiénes despedirme. Unos días aquí, unos días allá. Llegaré a hacer casas chicas en todos lados y ninguna casa será mía. Y cualquier abrazo será tomado como cárcel. De glorias, un abrazo de despedida será amenazado.
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