Tengo algo de fiebre, y la verdad no estoy tan triste como pensé. Recuerdo que cuando tomaba demasiado alcohol, en especial cerveza, al siguiente día con la hermana crudelia, el estómago me hacía sus regalitos y me daba fiebre. Ayer que Juan y yo fuimos a la casa de Scott, me pasó lo mismo. Y enterada me dijeron que soy alérgica a la cerveza. Ya ni llorar se vale. Para colmo me entró la eterna tristeza de estar sola, y le escribí a David, quien me dijo hemorroide. Para el perro me sentí, maldito, veo en la bandeja si me ha escrito algún amigo y tengo pura propaganda y dos que tres noticias. Es uno de esos días con las alas bajas, con el peinado que no queda bien, con los ojos que quieren cerrarse para olvidar y el corazón se siente latir con poca energía. Pero como quiera sigo en pos de dar amor, y no pedirlo. Soy una hemorroide con alergia a la cerveza y una tipa de medida imperfecta para cualquier hombre en plena potencia de ser abandonada, pero que sigue queriendo a la vida.
5 comments:
hey, he estado leyendo y disfrutando bastante tu blog: chido. lo encontré en la pausa inútil.
Gracias por pasar por aquí Alonso, pues ya sabes, pásale a lo barrido. Yo con gusto me doy una vuelta por el tuyo. Hasta luego.
que gusto, alonso en el testamento via su servilleta. disfrutense.
¡ei! Don G. andaba aquí, ¡chido!
Rata: para que veas lo que se siente, no creas que no me dolió cuando me dijiste "cadillo entre nalga y nalga". Pero te perdono :) ¡Te quiero!
Y no te sientas sola, que deveras te quiero mucho mucho mucho, y desde aquí te mando abrazos, ya ves que necesitamos 8 diarios.
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